jueves, 25 de agosto de 2016

Primer capitulo: Sociologia: Abordaje de objeto de estudio-Cs. Naturales y Cs. Sociales- Sentido comun y Cs. Sociales




¿Qué es la sociología?

Con este módulo nos proponemos contribuir a su formación desde un área específica de las Ciencias Sociales: la Sociología.

A menudo percibimos la realidad de manera contradictoria. A veces, nos parece vivir en un mundo cada vez más caótico, vertiginoso y menos controlable por el “hombre común”: Frecuentemente sentimos que muchas decisiones importantes para nuestras vidas son tomadas en un lugar lejano por personas de las que ni siquiera conocemos su existencia. Pero, al mismo tiempo, recibimos y reproducimos cotidianamente un discurso que privilegia la responsabilidad del individuo por sobre cualquier condicionamiento social. Por ejemplo, cuando se culpabiliza a los desocupados, con la conocida frase “aquí no trabaja el que no quiere” diciendo que, o bien no se capacitaron lo necesario, o bien no buscaron trabajo lo suficiente. Así, la desocupación pasa a ser presentada como un problema individual, con causas individuales y, quizás, lo más importante de este tipo de argumentación, con soluciones individuales.  

La sociología se ocupa de abordar la dimensión social de aquellos problemas que aparentan ser individuales o que, por diferentes intereses, se presentan como si fueran individuales y no afectaran a grupos o clases.

Dimensión social: los procesos y productos materiales y simbólicos que los seres humanos creamos y recreamos, voluntaria o involuntariamente, día a día en interrelación con otros. Esto puede ocurrir, tanto de manera conflictiva como armoniosa, en presencia o en ausencia de esos otros.

Si mira a su alrededor verá que vivimos en un mundo socialmente construido. No solo porque vivimos rodeados de “cosas” inventadas por hombres y mujeres, sino porque,  incluso, nuestra manera de pensarlas o de imaginarlas, es social. Lo hacemos mediante el lenguaje y, como habrá estudiado en Lengua, el lenguaje es una construcción social.  

El objeto de estudio de las Ciencias sociales está constituido por los productos y representaciones  sociales y los procesos que los generan.  



Ciencias sociales y ciencias naturales

A veces se presenta la imagen del científico como la de un hombre con delantal blanco que, encerrado en su laboratorio, realiza experimentos, aísla los elementos que pretende estudiar y ,finalmente, arriba a grandes descubrimientos… o hace explotar tubos de ensayo en intentos fallidos. Sin embargo, junto con la figura risible del “científico loco” que vemos desde chicos en películas o en dibujos animados, en nuestra cultura, al conocimiento científico se le reconoce un valor de verdad casi indiscutible.  

Esto no siempre fue así. Desde finales de la Edad Media y, fundamentalmente en el período llamado Renacimiento, la ciencia comenzó a discutir las verdades dogmáticas de naturaleza religiosa. De allí que sean muchos los autores que afirman que, en nuestras sociedades, la ciencia ocupa el lugar de la religión. Las afirmaciones científicas son hoy casi tan indiscutibles como lo fueron los preceptos religiosos en otras épocas. 

Ahora bien, volvamos a la imagen del científico y de la ciencia que veníamos analizando: nos encontraremos con que el modelo de ciencia que manejamos es, la mayoría de las veces, el modelo de las ciencias naturales. Cabe entonces la pregunta ¿puede el cientista social encerrarse en un laboratorio y “aislar” los factores que pretende estudiar para comprender, por ejemplo, la adhesión a un determinado partido político o las transformaciones en las familias?

Las ciencias sociales se han enfrentado durante mucho tiempo a este supuesto dilema basado en la imposibilidad de aplicación de los métodos de las ciencias naturales, y podríamos pensar que incluso hoy, ante determinadas situaciones, se cuestiona el carácter “científico” de algunas investigaciones en ciencias sociales, precisamente por no corresponderse con los parámetros de otras ciencias.  Muchas son las discusiones que giran en torno a las condiciones y posibilidades de conocer científicamente la realidad. Distintas corrientes han dado respuestas, a menudo contrapuestas, a este interrogante. Veamos una de esas corrientes, precisamente a la que la sociología nace ligada  Desde mediados del siglo XIX e incluso hasta los inicios del XX perseveró el intento de constituir el método de las ciencias sociales a imagen del método de otras ciencias más “duras”: el método empírico. Intento que diera lugar a la  corriente conocida bajo el nombre de positivismo.  

Aplicado por primera vez por Saint Simon, pero sistematizado por Comte (preste atención a estos nombres porque luego hablaremos de ellos), el término “positivismo” designa un tipo de método de conocimiento que se aboca a lo medible, observable y cuantificable.

Si bien tuvo varias derivaciones en distintas escuelas epistemológicas, podríamos decir que los elementos centrales del positivismo son: 

a. Recurre a lo empírico: los “hechos” son tanto la fuente como la prueba última del conocimiento.

 b. Sostiene la existencia de “leyes” que comandan tanto el orden natural como el social. Así, para el positivismo, el cientista social debe “descubrir” las leyes de la sociedad como el astrónomo entiende el movimiento de los planetas.

c. Cree en el progreso a través de la razón científica

d. A partir de lo anterior, para esta postura la metodología de las ciencias sociales debería ser la misma que la empleada (indiscutidamente con éxito) por las ciencias naturales. 



Ciencia sociales y el sentido común

“Sabemos”, a partir de los conocimientos de la astronomía, que la Tierra es la que gira alrededor del sol, y no al revés, “sabemos” también por estos conocimientos que el sucederse de los días y las noches se debe al movimiento de rotación que la Tierra hace sobre su propio eje, “mostrándole” distintas caras de su superficie al sol. Sin embargo, en nuestra experiencia directa, percibimos que es el sol el que se mueve: lo vemos aparecer a la mañana y esconderse al atardecer y así lo reflejamos en el lenguaje:   decimos que el sol “sale” por el este y se “pone” por  el oeste, como si fuese el sol quien se trasladase. Entonces, aun cuando sepamos que no es así, nuestra percepción se impone por sobre ese saber.   Tenemos aquí un ejemplo de cómo nuestro sentido común a veces entra en conflicto con el conocimiento científico. Sin dudas, esto sucede mucho más a menudo con el conocimiento producido por las ciencias sociales que por otras ciencias  como la física o la bioquímica.   Todos, de una forma u otra, interpretamos de algún modo el mundo social en que vivimos (podríamos intentar una definición, aunque fuese provisoria, de qué entendemos por familia o cómo “funciona” una  familia,  las leyes o el gobierno), pero posiblemente no tendríamos mucho que decir acerca de los átomos o del proceso de fotosíntesis.

Veamos un ejemplo: si entregamos una carta al empleado del correo  damos por sentado que esa persona no la leerá y que la colocará en la bandeja correspondiente para que  llegue a destino porque además  suponemos que: 

a) es un trabajador que cumple su tarea,

 b) su fin o propósito no es hurgar en nuestra intimidad sino cobrar su salario, 

c) sabe cómo hacer para que nuestra carta llegue a destino.  

Atribuimos a las  personas y objetos que nos rodean, así como a los hechos sociales que observamos -  y de los que participamos – un sentido sin el cual sería imposible interactuar; y que no constituye una  suposición personal, sino que es construido y aprendido entre-sujetos. Este sentido al que hacemos referencia, es  producto del aprendizaje y, por ello mismo, es compartido por los otros miembros de esa determinada sociedad, aun cuando no esté distribuido de la misma manera entre todos los individuos. Volvamos ahora al  ejemplo anterior, en el que afirmábamos que siempre, cuando interactuamos con otro, suponemos “algo” de él.  El empleado de correo, por su parte, hace suposiciones acerca de cuáles son nuestras expectativas cuando le entregamos una carta. Sabe que: 

a) no esperamos que él la corrija,

b) no es él el destinatario, porque nos “ve” como un cliente que tiene una cierta motivación para acercarse a la oficina del correo: que la carta llegue a destino. 

Se trata entonces de un sentido construido y compartido con otros, de allí que digamos que es común.

Sentido común: son construcciones socialmente distribuidas de pautas, motivos, fines, actitudes y personalidades mediante las cuales los miembros de una sociedad comprenden la realidad en la cual actúan.

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